No comprendo este mundo como Alicia, más allá de
sus perversiones nabokovnianas, no, no está comprendida. Esta era para mí, se
divide antes y después del amor, la Roma hundida, la locura y el vacío, o tal
vez, yace bajo una lápida con un epígrafe borroso que ruega…in memoriam y no me
di cuenta.

Por eso no regresaba, porque aún me resisto a
cosificar la vida, el amor, el erotismo. Me revelo y me rebelo incierta,
desubicada, fuera de tiempo pasado y presente. ¡Ay sí! ya no es el cuerpo el que me muerde, no, hoy
me muerde este mundo y hasta por momentos, me muerdo yo misma para no dejarme
llevar por el cinismo, borrarte de mis versos, sacudir tu olor de los sillones
y que mi cuerpo entienda, que le amputaron tus abrazos.