26 feb 2013

Escribir es vivir pero en sentido contrario.


Pensar, es como desnudarse delante a un precipicio... saturado de niebla y mirar abajo, quiero decir, que para hacerlo es necesario despojarse de las dudas y los miedos y rendirse a la evidencia de que el vértigo solo es una excusa para no acepar que la caída es lo único que nos puede salvar.

Pensar, es un conspiración contra las alturas, es inmolarse gritando un nombre a todos los motivos que nos hacen huir, de algo, es, como decirlo, como ver llover y abrir la boca a pesar del pánico a morir ahogada. No sea que se cuele tanto el agua y se filtre en tu saliva, es como poner la mejilla
cuando se aproximan ventiscas llenas de nostalgia y quedarse con el alma cargada de polvo.

Pero ya sabes lo que dicen, ''el dolor es otra clase de placer que nos besa en cada hendidura''. Pensar, o conjugar en presente, ''como si fuera posible'', es ser un fonambulista de la linea que une heridas con las rimas, y no terminar en el suelo, lamiéndolas.

Pensar es, algunas veces... lo único que me queda de mi y otras quizás esas ganas imposibles de olvidarme. Pero lo cierto, es que aquí solo laten absurdos y después de eso no hay nada. O todo según a que lado de la calle mires.

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(Rec)

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